¿A qué dedicas las madrugadas de Diciembre?
A ti. Y con eso se hubiese solucionado todo. Se hubiese solucionado todo lo que no te quiero decir, pero para no decir nada hay que pensarlo todo. Podríamos decir que se acaba lo que empieza, que ponemos una canción de fondo o que con el paso de las noches los pies se quedan más fríos, como si nadie hubiese ahí, al fondo de la cama, como si la soledad se hubiese apoderado de un metro cuadrado encima de un colchón, como si la vida se redujese a unos grados de temperatura quemando solo un poco más arriba, en el corazón.
Seguimos dedicando menos tiempo, seguimos dedicando menos ilusiones y más a ver pasar levitando a las motas de polvo por delante de nuestros ojos mientras sigue sin haber un cierto sentido para los miedos de la noche. Es invierno, como casi todo el año, y el único calor que sentimos es el de un angustioso remordimiento que no desaparece por algo que debería haber pasado pero de lo que nunca se supo, como si solo hubiese existido si hubiésemos hecho una pregunta que nunca nos atrevimos hacer. Y eso es el frío.
La madrugada es para quien no quiere vivir el día y tiene que hacerlo, para que las ojeras griten que te has pasado toda una noche en silencio, la madrugada es cuento donde perdemos un poco de nosotros y ganamos un poco de nadie porque estamos solos. La madrugada es un monstruo que nos come a dentelladas y no nos hace ni un rasguño en la piel pero que ha devorado sin darnos cuenta nuestras entrañas.
Pero yo no hablaba de madrugadas, yo no hablaba de frío, yo no hablaba de monstruos, yo no hablaba de tiempo, yo no hablaba de miedo, yo no hablaba de invierno, yo no hablaba de silencio, creo recordar, porque yo ya no me acuerdo, que creo que hablaba de ti, creo que yo te hablaba a ti.
@Redry13