Antes de ti La emoción por aquello que está y no llega. El amor, caer, levantarme, trasnochar, emborracharme de palabras que diría a alguien antes de dormir, todo lo que susurraría al oído antes de besar. Viajar, comer, leer hasta que se me derrite el cerebro, follar y escuchar canciones en bucle hasta que las cojo asco. El verano, las cervezas de más y las que me tomaría contigo, las que me tomo conmigo y las que no podré brindar con quien alguna vez quise. Pero la vida, siempre la vida. Siempre la vida se va antes de ti. Redry

Aullándole a la Luna Sólo te quise una vez, pero fue para siempre. Ojalá se pusiera de moda enamorarse. Ojalá tú y no el invierno. Te gustaba siempre despeinarte, pero más vivir despeinada, lo más parecido a abrazarte era abrazar una estrella, iluminabas toda mi oscuridad, y no lo entiendo, si eras lo más parecido que había a aullar a la luna. Redry – David Galán De mi libro «No quiero otro invierno sin mí». Foto @manu_galan

El universo de nuestros dedos De la mano a cualquier parte y a cualquier todo. Lo echo de menos, echo de menos sentir una mano que se desliza por la mía para llevarme a cualquier parte, a cualquier todo. Lo echo de menos, echo de menos pasear sin rumbo fijo por las heladas calles de esta ciudad para perderme contigo y saber que el resto del mundo me da igual. Lo echo de menos y se me pierde un imperio de nervios viendo cómo pasa el tiempo y no encuentro que otra galaxia entre en conexión conmigo solo para eso,

Corazón descolorido He llegado a casa, tengo la cara pintada pero el corazón descolorido. Me he encontrado con magia pero ningún truco que consiga ilusionarme, he soñado y no aparecías por allí, solo en pesadillas que me abrazan clavándose muy dentro. El tiempo sigue siendo implacable y la angustia en la boca del estómago la peor enfermedad para un reloj que no deja de hacer tic-tac en una cuenta de la que desconocemos su final. Redry – David Galán De mi libro «No quiero otro invierno sin mí». Foto @manu_galan

Cada nueva despedida Estoy pidiendo a cada despedida que no vuelva a reencontrarme contigo, pero me miento, me miento cada día pensando cómo podría haber sido todo si no hubieses huido. Te desheredo de mi tristeza, y no me arrepiento de quererte a pesar de tu olvido. Me desheredo de tu olvido. Vuelvo a ser yo de nuevo en cada nueva despedida. Redry – David Galán De mi libro «No quiero otro invierno sin mí». Foto @manu_galan  

Brindamos Las luces de esta noche me reencuentran con el tiempo perdido. Tú y yo, brindamos. Surcan los aromas de la madrugada abrazados en este sofá, quiero ir a todos los rincones del universo abrazado a ti en esta noche si puedo brindar contigo. El viento en la sombra complace el recorrido granate de unos labios que se van a volver a encontrar. Tú y yo, me brindas. Las huellas de la noche se marcan sobre la última copa antes de besar. El invierno está perdido entre dos corazones que bombean con la misma pasión en cada sorbo. La vida

Las luces de esta habitación Las luces de esta habitación me llevan a momentos que ya se han ido, hoy empiezo otro final de lo vivido seguramente. Las manos que abrazan estas palabras quieren hacerlo entre tu pelo, entre el ascenso a un nuevo lugar y lo prohibido. Las luces de esta habitación gritan que ya se huele el mar, es otra escena de calma en este invierno en el que busco la paz y el resurgir de sentimientos perdidos. Las canciones que envuelven este nuevo oleaje tienen un color distinto. Siempre me han gustado los amores imposibles. Los amores

Le voy a pedir a tu piel. Le voy a pedir a tu piel que me despedace cada uno de mis otros sentidos, sólo quiero tocarte en la cautividad de mi ser por las noches, en un silencio eterno, en una mirada que no existe, en un olor que se desvanece, en un gusto que ya no te saborea. Le voy a pedir a tu piel que sea infinita en esta cama, le voy a pedir a la noche que no haga llama pero que una cada una de mis moléculas en una fusión perfecta contigo. Le voy a pedir

Era una despedida, pero eso tú todavía no lo sabias Era el invierno con los días más alegres que un verano a la sombra. Paseabas en trineo por cada sonrisa que conseguías arrancar a los copos de nieve que resbalaban entre tus dedos abrigados por mis guantes. Era invierno en tus pies, verano entre las sábanas y un horrible huracán cayendo por tus ojos al llegar la primavera. Era una despedida como otra cualquiera, eléctrica, con calambres después de una maratón. Versículos y susurros a medio compás, mientras te envolvías en un abrazo con el que soñarás durante muchas noches

Me He perdido intensidad, me he cruzado muchas veces con quien no quería y las balas han silbado demasiadas veces cerca de mi cuerpo. Me estoy desvaneciendo. Los atajos de la casualidad no quieren verme en lo que las pocas neuronas que no han muerto bañadas en alcohol desean en mis pensamientos o que anhelan de un recuerdo pasado. Me caigo una y otra vez. No consigo respirar nítido, ni ver más allá del olor de verte amanecer en una habitación a oscuras que descompone cada silencio que no es silencio, cada silencio que solo soy yo en esta cama