Sentir la vida a sí me ha obligado a describirla, mi casa son estas manos, pero siempre he querido vivir en las tuyas, colgando de uno de tus dedos, en alquiler bajo tus sábanas. La extensión vacía de tu cama mientras te duchabas era el primer te echo de menos del día y la primera sonrisa al recordarte.
Caricias de vida, caricias de arte, caricias, palabras, desnudarte.
Redry
De mi libro «Huir de mí».