De repente aparece alguien distinto al resto, ni lo esperas, ni lo ves venir, ni tan siquiera te das cuenta del choque frontal hasta que sientes esa sensación punzante que sin decir absolutamente nada lo está diciendo todo. Has conectado.

Puede suceder en una parada de bus, con una mirada perdida que atraviesa y te sigue hasta que sus pasos se despiden de los tuyos, en una biblioteca o en la cola del supermercado.

Las conexiones se miden en pequeños detalles, una mirada fija, una sonrisa que se esconde porque no se atreve a demostrar esa chispa que acaba de saltar, y el nerviosismo de no saber qué hacer para no perder una nueva oportunidad.

La conexión surge con un silencio cómodo, con una canción que lo dice todo de dos personas completamente distintas, en rozar unos dedos con otros y saber cuando tienes que apretar. La conexión se mide en casualidad, en saber que contestar sin tener que pensarlo.

La conexión es una distancia muy larga que se hace muy corta. Toda una excusa para soñar a medias cualquier cosa que se pueda hacer realidad con el contacto piel con piel.

@Redry13

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