Empiezo a soñarte despierto
Soñaba cuando te conocí, se paró el tiempo, y aún no
bailaba ni tu nombre en mi cabeza. Eras una melodía
errante, un susurro de los que alteran tus constantes,
el compás de una canción que vibra a tu ritmo, un
barco a la deriva, una conversación interminable y
unas cervezas de más.
Soñaba con que eras musa de mis delirios, una indirecta
mal tirada, una nota arriesgada en un libro que
nunca quería devolver, una despedida a las puertas
de mi casa, un «me gusta» aleatorio de madrugada.
Una foto en blanco y negro en una azotea de Callao.
Soñaba con que los imposibles nunca van de la
mano, creía que los imposibles eran eso, imposibles,
que los inalcanzables sólo quedaban en eso, en pura
casualidad, pero a veces también para el que arriesga.
Soñaba con esa loca que no sabe lo que quiere hasta
que la abrazan por la espalda, que no siente hasta que
lo puede perder, la que tira todo por la borda en una
noche estrellada.

Redry

De mi libro «Abrázame los monstruos».

Foto: @camillegphoto