Empezó con un mensaje en el que pedias no guardarte nada, y cada uno escondió un poco de amor, de odio y algún “te quiero” por compromiso.

Te habías convertido en un corazón de cartón para unas manos de cartulina que se deshacían cada vez que llorabas de madrugada. Los fantasmas del pasado pagaban la cuenta que te empapaba los huesos cada noche.

Terminó con todo lo que habíamos perdido, por guardar lo que nos debimos decir en abril siendo finales de septiembre.

Me sentía eterno en unos brazos que no eran los míos, enjaulado en una botella que silbaba vacía una canción. Eran grados Fahrenheit en unos labios que izaban una bandera blanca de rendición. Unas dobles parejas de manos que ganaban a tu póquer en este juego de miradas.

Olor a drama en los poros de tu piel que se dejaban acariciar por una poesía perdida para dos, un pasado difuso, fotogramas de pasión censurados por tu voz. Mi versión más actualizada, tu visión más diminuta, la luz más apagada, el silencio que menos suena.

Me sentía como un extintor en el desierto, un amor enfermo que se apaga, dos corazones que se extinguen por culpa de un nuevo Big Bang de unos labios que no se van a volver a rozar.

@Redry13tumblr_mi8207d3fd1qzr87so1_500