Sonreía en blanco y negro, y aún no quería darse cuenta de todo lo que sentía. Hacía tiempo que ya no eras un reto, eras una debilidad, con cada gesto pausado, con cada parpadeo, una subida de tensión, mi corriente interna.

Quería burlar al tiempo, pasar las horas de dos en dos, acompañarte al infierno, apagar incendios de emoción, saber que si habías perdido el miedo a saber lo que querías y si yo era tu consuelo, dejar de usar la palabra “imposible” siendo perjudicial para la salud con el paso de los años.

La posición perfecta del día era hacer lo que no pudieses hacer nunca más, reír en el momento más triste, soñar cada vez que despertabas, bailar sobre el tejado, todo lo que quisiste hacer a la edad adecuada, que era cualquier día a cualquier hora de tu vida, que solo es una.

Solo queríamos desobedecer las normas de un amor no escrito, evitar preguntas con mirarnos a los ojos y dejar hacer el amor a lo que hacíamos, tú me hacías a mí y yo te hacía a ti.

Todo era más íntimo fuera de la realidad.

@Redry13

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