Nunca es tarde si nuestra historia es buena
El día que murió el arte tú viniste de visita. Habían
saltado los plomos y la oscuridad rompía el silencio
de la habitación con cada parpadeo de tus dedos
contra los míos, no sé, era el tiempo diluyéndose entre
los dos convertido en magia.
Nos hemos encontrado en el momento perfecto, en
la hora más inesperada, en el pretérito imperfecto en
el que tú olvidabas. Yo buscaba, y perdía una y otra
vez los papeles en los que te escribía cada madrugada
de invierno sabiendo que no habría contestación.
Eres simple y complicada, yo maniático y desordenado,
el muro acorazado que nunca llora, la que mima
cuando tiene que mimar, la loca extrovertida de la
que merece la pena volverse un poco loco por ella.
Por la que yo arriesgaría.
Eres la que hace los pequeños detalles muy grandes,
la que intenta no fallar, la que llevaba tanto tiempo
buscándome sin saberlo. La que sabe que nunca es
demasiado tarde si nuestra historia va a ser buena.

Redry – David Galán

De mi libro «Abrázame los monstruos».

Foto @camillegphoto