Éramos una descarga ilegal, un filtro en blanco y negro que no se termina de subir al hiperespacio, un “me gusta” que no nos gustaba, un retweet cargado de indirectas que decía todo lo que ya no éramos.

Estábamos en peligro de extinción, pero no estoy cansado, es que te echo de menos, y te escribo, porque si hablo tengo miedo de ponerme a llorar.

Eres la culpable de ojeras que se pasean por desiertos de serrín cada víspera de fiesta que salgo a buscarte. Otra noche más, otro juego sin dados, de dos fichas que no se consiguen comer.

A veces todo se acaba con una despedida sin dos besos que no rompen, una historia al atardecer en ruinas y sin posibilidad de reconstrucción.

Porque la mayoría de las veces no hace falta ser mucho más cuanto todo empieza a ser menos. Aunque todavía podías abrazar fuerte.

@Redry13