Última oportunidad
Apareces poco, muchas veces por casualidad. Ya te
tengo calada, a veces solo eres el humo de un cigarro,
esfumándose. Pero estás, sin dejarte ver, siempre estás
presente. En mi presente, y en mis futuros imaginarios
contigo. Eres todos los sabores de la madrugada.
Tengo miedo de que seas el equilibrio que falta para
mantener este barco que en los días impares parece
que se hunde, que los miércoles sueña con tu color
de pelo y que naufraga los domingos solo en su cama.
Cuando estás multiplicas mis sonrisas, de imbécil,
restas momentos frágiles, que dimiten, divides al tiempo,
porque vuela, y sumas un estratosférico miedo, a
que te vuelvas a ir sin darme una oportunidad.
Sospecho que lo sabes, eres demasiado lista, por eso
te veo huir de mis silencios cuando me dejas sin palabras,
y de mensajes que quedan huérfanos sin contestación.
Te gusta todo lo contrario de lo que soy.
Quizá solo seas un monstruo más, pero ahora mismo
es quien golpea las puertas cada noche para recordarme que estás sin estar, que se me acaba el tiempo
y que quiero respirar pegado a ti una sola noche
de febrero.

David Galán – Redry

De mi libro «Abrázame los monstruos».

Foto: @camillegphoto