Hoy simplemente llueve en esta habitación, y aún dudas de si quieres ser el sonido de las gotas contra la ventana. Hoy simplemente podías haber sido recuerdo, y te quedas bailando a kilómetros de distancia en un eclipse que apaga cada tirada de dados que caen bajo la mesa. Algún día alguien leerá tus silencios y no podrás callar jamás.

Eras una tormenta perfecta. El problema no era que pasase de todo, el problema es que me pasase a mí contigo. Eras la mentira más grande del mundo, un “estoy bien” que estaba muy mal. Y es que nos paramos demasiado a comparar, y hay personas que no tienen comparación, porque no hay que tener miedo a que las cosas pasen, hay que tener miedo a que no.

Diluviaba en cada mirada fantasma. Éramos un beso de verdad bajo un amor de mentira, una carta sin remite, un invierno muy oscuro para poder navegar por los océanos que teníamos delante. Muy valientes, para saber fingir como me temblaba el alma si tú te atrevías a decir que no.

Nos estábamos ahogando con los pies en tierra firme y los labios tan cerca uno del otro. No hablamos el mismo idioma en las cartas, esas que no llegaban, pero entendías perfectamente cuando mi corazón estaba en verde para poder cruzar a mis abrazos, que más que abrazar, ya solo describían el vuelo de una despedida fuera de esta habitación donde no dejaba de llover.

@Redry13