La casualidad perfecta

Puedes ser un viaje a ninguna parte,
un misterio de los que se dejan descubrir con el paso del tiempo,
desde verte amanecer a lo que nos inspire la noche.
Se pueden hacer las cosas del revés,
sin creer en muchas cosas,
ya sabes, después de todo dejarse llevar suena demasiado bien.
No sabes qué hora es, y da igual,
no voy a discutir por las pequeñas cosas sin importancia en los días impares,
y de repente empieza, llegas tú,
cuando yo ya había recorrido todas las estaciones dos o tres veces con viajes imposibles.
Sí, de repente llegas tú, haciendo saltar todas las alarmas.
Te has convertido en la casualidad perfecta,
en el detalle que da importancia a todas esas pequeñas cosas que hacen que los días sean más largos,
por las esperas para poder verte,
por las noches matando distancias que completan tus sentidos.
Es un principio,
de esos en los que la magia está sacando todos sus trucos de la manga sin parar a respirar,
de los que el miedo ahoga si no te veo respirar,
de los que te empujan hacer todas esas cosas que parecían imposibles.
Redry
De mi libro «No quiero otro invierno sin mí».
La casualidad perfecta