Confía en mí, tampoco tenemos tanto que perder, puede que una tarde o dos. Se pueden convertir en muchas más, igual en otro café, quizás en una tarde de cine, en ojalá una noche sin dormir. Confía en mí porque tampoco tenemos tanto que perder cuando te digo que los cuentos de hadas no existen o que los viajes en globo no son para nosotros, que es mejor un cantar antes de dormir y volar con los pies pegados al suelo y dados de la mano. Confía en mí cuando te digo que echar de menos a veces es necesario

Deberes Necesito cuidarme. Necesito que me cuides. Necesito quererme. Necesito que me quieras. Necesito enseñarme. Necesito que me enseñes. Necesito respetarme. Necesito que me respetes. Necesito sentirme. Necesito que me sientas. Necesito abrazarme. Necesito que me abraces. Redry De mi libro «No quiero otro invierno sin mí». Foto @camillegphoto @layersofred  

Junio Es otra noche de junio, ya casi había acabado el invierno y sabía que no te quedarías ni para recordarlo. A veces la mejor despedida es una mirada que se cruza en cualquier parada de autobús. Contigo me equivoqué de línea muchas veces solo por verte aparecer de la nada. Estabas hecha de cuarzo pero te dejabas llevar como un diente de león. Pluma clavada en la piel mientras te escondes detrás de un libro para que no te vea la sonrisa. Maldita sonrisa la tuya al deslizar mis dedos por tu mandíbula hasta la barbilla sin poder decir

Todo se desvanece rápidamente, la belleza, el silencio, lo olores, el caos de 13.700 millones de años de existencia del universo. Todo se desvaneces, todo se esfuma, una calada, un beso, unas buenas noches, una noche bebiendo sobre la Luna. Todo se aleja, la vida, alguien que pasa fumando y te descoloca la mirada, las manos que se entrelazan antes del último te quiero antes de morir en el terror de la bruma. Todo pierde el sentido, Todo pierde el sentido con la tristeza en estado puro. Me desvanezco sin sentido pidiendo auxilio a la existencia que no quiere escucharme.

Solo queda destruirnos Hecho el amor ya solo queda destruirnos, solo hay un agujero negro a la altura de mi pecho que se está tragando todas las constelaciones que formaban a diario tu mirada. El cielo no está tan alto si lo veo desde tu sonrisa. Había muchas vidas en mí solo con tu vida. Llamé distancia a un te echo de menos y ahora tengo una montaña de kilómetros. Nadie se quiere leer las instrucciones de cómo funciona mi corazón. Nos queremos por separado, nos destruimos juntos. Nos quedamos. Redry De mi libro «Huir de mí». Foto @manu_galan

No nos hemos visto nunca No nos hemos visto nunca y ya tengo ganas de besarte. «Te echo de menos» se convierte en la quinta estación cuando acaba el invierno y todavía no has llegado. Ama tus miedos, al menos ellos se quedan contigo, no como algunas personas. Entre tú y yo ya solo queda que me devuelvas mi tiempo gastado olvidándote. Sigo teniendo frio en julio si te siento muy cerca de mí. El miedo es un grito silencioso que no podrás callar jamás. Redry De mi libro «Huir de mí». Foto @manu_galan

  Soy un inconforme, no disfruto del momento, soy el que se arrepiente cuando todo ya ha pasado, el que se cansa de echar de menos. Soy ese idiota que quiere más del pasado que del presente, el que mira de reojo al futuro sin ilusión. Soy tiempo que se esfuma, como tú, soy, somos este instante y daría todo lo que tengo por inundarme en esta habitación con un poco de amor abrazado a tu espalda, todo. Pero el pasado ya es pasado, y tú, tú sigues siendo una putada en mi presente. Redry De mi libro «Huir de

Soy, pero no somos Soy abstemio en este amor que me emborracha y no me da resaca, soy silencio en soledad sin restar personas a la multitud que nunca quiere entrar en este corazón decorado de vacío. Soy, pero no somos. Soy invierno de contrastes, eterno en recuerdos que desahucian mil verdades sobre cómo no vivir conmigo, soy infierno, soy desastre, soy, pero no somos. Soy quien paga el alquiler de tu sonrisa y se esconde debajo de la cama, el que huye y saltaría desde el décimo por un instante. Soy quien quiere, quien te llora, quien vive del

La casualidad perfecta Puedes ser un viaje a ninguna parte, un misterio de los que se dejan descubrir con el paso del tiempo, desde verte amanecer a lo que nos inspire la noche. Se pueden hacer las cosas del revés, sin creer en muchas cosas, ya sabes, después de todo dejarse llevar suena demasiado bien. No sabes qué hora es, y da igual, no voy a discutir por las pequeñas cosas sin importancia en los días impares, y de repente empieza, llegas tú, cuando yo ya había recorrido todas las estaciones dos o tres veces con viajes imposibles. Sí, de

El monstruo que comía helado en invierno. Tuve miedo de abrazar muchas veces, el invierno es un lugar extraño a mi lado, no todo es lo que parece y las constantes se contraen, crecen a arrítmicamente como lo son mis pulsaciones y al final pierdo por miedo a avanzar. Tuve miedo de no saber querer bien, a veces no se puede hacer nada cuando tienes el cerebro en blanco, a veces no sé cómo actuar y menos cuando estás huyendo de ti mismo. Ahora entiendo el sabor amargo del pude ser y no supe ser. Ojalá supiese entenderme mejor en