Ya no se escriben cartas, casi ni mails, ahora se soluciona todo con un whatsapp que a veces ni se contesta, ni se lee, y a veces ni siquiera se siente. Quiero que te sorprenda ver la carta en el buzón, la ilusión al ver el remitente y los cinco segundos de impaciencia mientras rompes el sobre. No sé qué decirte, porque siempre hay algo que nos separa, no somos iguales, tú no paras, yo no me entiendo, pero sé que nos gustan las mismas historias y vivir en los mismos cuentos. No sé qué escribirte, siempre me quedo callado

Navidad es eso que se celebra en diciembre pero comienza en noviembre, son días de nervios, de compras, de agobios, de volver a ser un niño por unos días, de dar, de recibir mil mensajes, de las croquetas de tu abuela, de tus tías preguntando qué tal las notas. Navidad es el brindis con los amigos antes de cenar, a los que tienes siempre, a los que no fallan, a los que vuelven de lejos y tienes la oportunidad de abrazar, a los que dejan de ser mensajes detrás de una pantalla y te devuelven a la realidad. Navidad es

Solo, con el peso en sus hombros y un invierno que no quiere envejecer. Con un triste motivo, ser preso de su destino, ser el invento de un cielo inerte, frío, hielo, y sólo nieve. Un imperdible cosió su tímido sonreír en sus versos, un empujón en su rostro y un infierno en los temblores de su pecho. Sólo dolió el grito del frío inerte seduciendo su cuerpo. Viento y congestión, kilómetros de tos en otoño que se pierden entre los dedos. Devuelve el verde del césped, el celeste de los ríos, el colorido de tus presentes lejos de este

Eres la chica de los pantalones rotos en invierno, de las medias con tres carreras y las bufandas kilométricas para solo poder verte los ojos. La típica chica que hay que sudar mucho para conocer profundamente, la que se esconde dentro de sus propias palabras. Eres la chica tímida que sobresale por encima del resto, la extrovertida que nunca se arriesga a fallar, la chica cariñosa que siempre espera que la abracen aunque quiere abrazar ella. La que pierde por orgullo y gana cuando reconoce sus errores. Eres la chica de las ojeras que sale sin pintar, la que se

Este relato lo escribí hace unos meses, en él trato de expresar lo que fue una persona muy importante para mi y parte de mi infancia. Igual recordar a alguien en un día concreto es un poco lo de menos, el caso es no olvidar nunca, porque si alguien te ha marcado es para siempre, pero ya sabemos lo que pasa con las fechas concretas… Y hoy es uno de esos días, allá donde estés, abuela. ¿Por qué te vas? Pintaba en blanco y negro sonrisas a color cuando todavía Chernobil funcionaba, en la televisión, por la noche, todavía sonaba

Quien quiere estar, está. https://www.instagram.com/p/_W1ZLWAabx/ 

Hoy te empeñas en que la noche sea más larga. No estás aquí, pero tampoco me dejas dormir, como cuando me hacías cosquillas con tu pelo en la cara. Hoy la culpa es de otro capítulo muy distinto de nuestra historia, el de un epílogo que quiere decir “basta ya”. Esta noche es fácil que solo te abracen unas sabanas que dejaron de oler a ti hace tiempo, que la almohada sea el único sitio donde me pueda apoyar, quizá esta noche también esperes otra vez un mensaje pidiendo perdón que tampoco va a llegar. Mañana empezará demasiado pronto, la

Eres la chica que no se viste bonito para salir a pasear porque ya es bonita con sus trapos, con su pelo al viento y sus gafas resbalándose a media nariz. La típica que nunca encuentras en los bares si la sales a buscar. Eres la chica a la que la gustan los domingos y las películas de resaca debajo de una manta, a la que le gusta que le abracen fuerte y que no le suelten nunca. La que busca detalles inesperados en los rincones donde nadie mira. Eres la chica que busca un “te quiero” donde ya casi

A veces lo más difícil es dejarse querer, a veces cuesta dejarse abrazar, dejarse besar, o simplemente, dejarse ser uno mismo queriéndolo todo. Somos muy de querer todo aquello que en el fondo no nos atrevemos, nos puede el miedo, el pánico, la indecisión, la duda, el que pasará si… y en realidad, lo peor que nos puede pasar, es siempre algo bueno, o muy bueno. Sin arriesgarse, en el fondo, estaría todo perdido, y parece que la mayoría de las veces nos gusta, o tomamos la opción difícil, la de perder. Somos un error constante, le decimos que “si”

Dos promesas que no se cumplen. Un millón de balas que se destruyen. Cuatrocientos seis silencios en un concierto de rock. Mil ciento cincuenta y cuatro latidos por minuto al verte. Seis millones de puestas de sol que pasan inadvertidas. Ochenta y cuatro saltos al vacío en cada despedida sin mirar atrás. Tres mil ciento tres almas en ruinas siguiendo tus pasos. Ciento cuarenta y cinco nudos en el estómago al decir una mentira. Treinta y siete “para siempres” con fecha de caducidad. Dos mil seiscientas preguntas sobre ti que dejaste sin respuesta. Trece martes trece en los que abrazar